Esta vez no había ninguna etiqueta que dijera "BÉBEME", a pesar de lo cual la destapó y se la llevó a los labios. "La regla es que, coma o beba lo que beba, ocurre algo interesante -se dijo?: así pues, a ver qué efecto tiene esta botella. ¡Espero que me haga crecer otra vez, porque estoy realmente harta de ser tan pequeñita!"
Y así fue, en efecto, mucho más deprisa de lo que había previsto: antes de haberse bebido la mitad de la botella, notó que el techo le oprimía en la cabeza y se tuvo que inclinar para no romperse el cuello. Dejó inmediatamente la botella, diciéndose: "Es suficiente... no vaya a crecer más...
Y así fue, en efecto, mucho más deprisa de lo que había previsto: antes de haberse bebido la mitad de la botella, notó que el techo le oprimía en la cabeza y se tuvo que inclinar para no romperse el cuello. Dejó inmediatamente la botella, diciéndose: "Es suficiente... no vaya a crecer más...
Pero ¡ay!, demasiado tarde... siguió creciendo y creciendo, y muy pronto tuvo que ponerse de rodillas; un minuto después, ni para eso había espacio, y trató de tumbarse con un codo contra la puerta y el otro brazo arrollado en la cabeza. Seguía creciendo y, como último recurso, sacó un brazo por la ventana y metió un pie en la chimenea, diciendo: "Ya no puedo crecer más, pase lo que pase. ¿Qué va a ser de mí?
Por suerte para Alicia, la botella mágica ya había hecho todo su efecto, y no creció más. Aun así, estaba muy incómoda y, como no parecía haber posibilidad de salir del cuarto, no es extraño que Alicia se sitiera desdichada.
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